NUEVOS SUSTOS DEL NEVADO DEL RUIZ

Fotografía por María Cristina Arango Mejía.
Audio del 28 de noviembre de 2015.

Parece que los aborígenes bautizaron la cumbre nevada con el nombre de Cumanday o Camunday (banco hermoso); también lo llamaron Tama, que significa Padre Mayor o Grande. En el siglo XVI era conocido como “Sierra Nevada de Cartago” y hacia 1593 decían que estaba completamente inactivo pero cubierto de nieve. Sin embargo el calmado nevado sorprendió a conquistadores y aborígenes con una violenta erupción el 12 de marzo de 1595, historia narrada con mucho detalle, por el cronista Pedro Simón, en su obra “Noticias Historiales”, donde escribió que “el día y el año dichos, habiendo salido el sol muy claro y despabilado a dos horas de su luz, que sería como a las ocho, salió de este volcán un tan violento, ronco y extraordinario trueno, y tras él otros tres, no tan recios, que se oyeron en distancia de más de 40 leguas en su circunferencia y mucho más a la parte que soplaba el viento. Tras los cuales comenzaron a salir tan crecidos borbollones de ceniza una noche muy oscura de tempestad y sin luna, y comenzó a caer envuelta con piedra pómez tan menuda como arena, que fue acrecentándose poco a poco, hasta ser como  menudo granizo […]  Duró esto como dos horas, habiéndose aclarado algo y luego se oscureció con un nubarrón tan espeso que no se podía leer una carta […] No cesó de llover de esta ceniza en toda la noche de suerte que a la mañana estaba toda la tierra cubierta de piedra pómez y ceniza […] Los ganados bramaban por no hallar qué comer; las vacas no daban leche a sus becerros […] Los ríos y quebradas corrían espesos, de suerte que los peces que tenían, huían de una parte a otra sin saber a dónde […] Creció en aguas el río Gualí, el cual y su compañero que corre al sur, que llaman el de la Lagunilla y se originan ambos de la nieve que se derrite en este cerro, corrían tan cuajados de ceniza que más parecía mazamorra que agua. Salieron ambos de madre, dejando la tierra por donde derramaron, tan quemada, que en muchos años después no producía ni aún pequeñas hierbas”. 

Desde finales del siglo XVI empezó a ser conocido como Nevado del Ruiz, posiblemente por don Alonso Ruiz de Sahajosa, miembro del cabildo y persona notable en Ibagué quien, hacia 1567, tuvo alguna relación con la zona nevada. Parece que el volcán permaneció quieto durante muchos años pero, en 1695, se decía que El Ruiz era “un espantoso volcán de fuego”. Se reportan varias erupciones posteriores entre las que se destaca la del 14 de marzo de 1805; este día entre la una y la tres de la tarde “el cielo, de una gran pureza, se oscureció de pronto”, porque cayó una ceniza negra de olor sulfuroso, lanzada por un volcán del Páramo del Ruiz, que cubrió toda la región.

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