
El impulso de la gran propiedad se dio siguiendo esta constante: «A una colonización espontánea de colonos que no disponían de otro recurso que sus brazos, sus hachas y sus machetes, que actuaban individual o familiarmente, sucedía una colonización empresarial y capitalista«. Por ejemplo, el grupo de colonos que entró a la región de Pereira en 1863 se caracterizaba por ser descuajador de selva, que sólo aspiraba a colonizar para levantar una parcela y procurarse el sustento familiar; en cambio después de las guerras civiles de 1876 y 1885 penetraron empresarios tras las huellas de los campesinos, muchos de ellos estaban vinculados con capitales de Antioquia, que financiaban la formación de haciendas ganaderas utilizando mano de obra asalariada.
A este grupo pertenecieron los hermanos Juan María, Francisco y Valeriano Marulanda, Luis Jaramillo Walker, Julio Castro, Pedro Restrepo, Florencio Echeverri, Delfín Cano, Juan C. Castrillón, Manuel y Federico Echeverri Uribe, Juan Antonio Botero, Francisco y Lázaro Arango, Ramón Cadavid, Epifanio Gaviria y muchos otros. Todos ellos se dedicaron a montar empresas de ganado, caña o café, utilizando a miles de campesinos sin tierra ubicados en las regiones de Risaralda y Quindío.
Los hermanos Marulanda fueron financiados por don Lorenzo Jaramillo para que formaran dehesas en Pereira y Quindío; éstos eran hijos de Gregorio Marulanda y Rita Arango, de Sonsón, pero doña Rita abandonó a su esposo por “borracho y sinvergüenza” y, en compañía de sus hijos, emigró a las prometedoras tierras del sur; llegaron a Pácora donde permanecieron por algún tiempo y luego continuaron la marcha hasta Santa Rosa de Cabal. Aquí doña Rita, aprovechando que el pueblo estaba en pleno desarrollo económico porque era paso obligado de los arrieros, comerciantes y colonos, preparaba fiambres para los viajeros, “cosía ajeno”, mientras que sus hijos acompañaban a los arrieros en calidad de ayudantes en sus viajes hacia Manizales, Pácora y Aguadas. Así vivieron hasta que los viajeros que venían del Cauca y del Quindío, al narrar sus historias acerca de las tumbas de bosques, cultivos de rozas y sementeras, formación de haciendas ganaderas y hallazgos de guacas en Pereira y el Quindío, lograron motivar a doña Rita y a sus hijos, quienes quisieron involucrarse en el proceso de colonización.
Excelente articulo
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Excelente investigación .
Excelente relato.
Excelente contador de hidtorias
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