Los guaqueros contra el patrimonio arqueológico

Los españoles saquearon abundantes guacas a lo largo de la depresión del Cauca desde Popayán hasta Antioquia; por ello, los libros de cuentas de las Cajas Reales incluían, durante el siglo XVI, el registro de artefactos de oro bajo el rótulo de oro de joyas u oro de caracuríes (adornos de oro como aretes, narigueras, espigas y otros) (West, 1972, pág. 68).  La región más importante en guaquería fue el Quindío donde los españoles, desde 1540, extrajeron de las sepulturas grandes cantidades de oro; el posterior saqueo se realizó en la segunda mitad del siglo XIX. 

Las premisas para el desarrollo de este fenómeno hay que buscarlas, posiblemente, a partir de la explotación del caucho, pues los informes exagerados de los primeros exploradores acerca de la abundancia de éste, trajeron la primera oleada de exploradores al Quindío. En 1872, desde Salento a Villamaría, se enviaron muestras de latex a Manuel Mejía Santamaría, quien estaba recién llegado del distrito cauchero de Esmeraldas en el Ecuador. Don Manuel viajó repetidamente al Quindío, inspeccionó la región y a continuación se dirigió a Manizales y Medellín anunciando que había caucho «no solamente en abundancia sino de superior calidad» (Parsons, 1950, pág. 82). Lo anterior produjo la fiebre del caucherismo que lanzó hacia el sur grandes oleadas de exploradores. 

Entre 1877 y 1880 Pereira fue centro del comercio de caucho, pero los métodos destructores utilizados para su explotación y los bajos precios de los mercados europeos acabaron con las posibilidades de su ulterior desarrollo. A este respecto el viajero alemán Schenck, quien pasó por la ciudad en 1880, escribió que: “Desde el año de 1877 Pereira era también centro de considerable comercio de Caucho. En los bosques de la cordillera del Quindío se encontraban grandes reservas de caucho, que se explotaron sin misericordia. Actualmente, debido a los bajos precios del caucho en los mercados europeos, los caucheros tenían suspendidos los trabajos» (Schenck von, pág. 82). 

Parsons anotó que «el auge del caucho condujo a algo más remunerativo: el oro de las guacas del Quindío, trabajado primorosamente. Una mezcla de fantasía y realidad; de consejas sobre la riqueza aurífera del Quindío, se extendió como relámpago por Antioquia«. La más difundida fue la leyenda del Tesoro del Pipintá, según la cual un colono internado en la selva en búsqueda de la famosa hoja de «iraca», para la elaboración de sombreros ‘jipas», encontró una galería de piedra y movido por la curiosidad la recorrió en toda su longitud.

Un comentario en “Los guaqueros contra el patrimonio arqueológico

Replica a EDUARDO+ARANGO+MEJIA Cancelar la respuesta