
Este escritor hizo reír con sus relatos a manizaleños, caldenses y colombianos, durante los primeros cincuenta años del siglo pasado; hijo de don Ambrosio Arango y de doña Carmelita Villegas, oriundos de Abejorral, quienes emigraron a Manizales, a buscar fortuna, a finales del siglo XIX. Aquí nació su hijo Esteban Rafael, el 26 de diciembre de 1889; como su padre murió a temprana edad tuvo que asumir las obligaciones de la familia y empezó a trabajar desde muy joven. Era autodidacta y se formó como contador; en esta profesión trabajó en empresas comerciales de Manizales, Cali y Bogotá; se casó en 1917 con Graciela Restrepo Escobar, de familia de Sonsón y tuvieron 7 hijos. Viajó a Estados Unidos y a Europa en un recorrido por placer y por negocios.
Decía que había sufrido varias quiebras. La primera ocurrió cuando tuvo una venta de sal en la plaza de mercado, a causa del estallido del barril de chicha de Mochito, que tenía su venta cerca de la suya. Abandonó el toldo preso del terror y cuando regresó, dos horas después, todavía caían zunchos del barril del Mocho. Encontró el toldo astillado y solo dos o tres paquetes de hojas de Congo, de las que empleaba para envolver la sal, vueltas hilachas. Sobre la segunda quiebra dice lo siguiente: “Ocurrió cuando mi padre, haciendo grandes sacrificios, me puso una tienda de víveres y casados en la bendita Quiebra del Guayabo, cerca de mi casa. Este percance se debió a meterme a negociar con arepas, sin conocer el renglón. Si no hubiera sido por esas dichosas arepas yo sería un magnate, porque el negocio marchaba sumamente bien”.
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