EL FOLCLOR MÁGICO

Fotografía de Jorge Hernán Arango Vélez

En la cultura popular llama la atención el folclor mágico, tan común y fuerte; aún quedan muchas reminiscencias en aldeas y pueblos de Antioquia, Caldas y Risaralda, así como en zonas muy ricas culturalmente como Riosucio, Supía y Marmato. Veamos un ejemplo de uno de los populares curalotodos, a través de su cautivador y subyugante discurso

Traigo para la buena suerte, lo mejor y único conocido en el mundo que arregla noviazgos, matrimonios, negocios y espanta a las suegras [… ] para cambiar la vida de un momento a otro y echarlo por caminos de prosperidad, para quitarle el mal al niño ojiao, que no prospera porque todos los días es más paliducho, flaco y seco como una chamiza y a punto de que lo llamen los vecinos “muerto parado” […] no le busque más […] el mal vecino o vecina en un abrir y cerrar de ojos y quién sabe con qué bebedizo o untura le ha salado su hijo.

Entonces debes llevarle este collarcito de corales traído de la selva del Catatumbo y rezao por los hechiceros de la tribu, exorcistas del bien y del mal […] para protegerse de las malas miradas, las sales y los bebedizos y antes de que sea tarde llévele a su hijo el collarcito de corales o el monicongo de la buena suerte […] colóquelo en el brazo o en el cuello de su hijo. No lo deje salir de casa sin él, porque estaría desprotegido […] esto es su ángel de la guarda […]

A las personas que tengan alhajas les recomiendo hacerlas rezar que yo les pronunciaré las palabras sagradas y benditas y cuando tenga un problema la alhaja arderá como va a arder entre sus manos en unos momentos. Al señor que me entrega su anillo le haré el pase mágico y le pronunciaré las palabras cabalísticas que trae para este rito el libro del Rey Salomón […]  Estas manos que producen ardor, símbolo de calor sobre los objetos que entregáis tienen la bendición y el poder después de haberlas colocado sobre los restos de San Basilio, ante cuya tumba fui para recibir tan grande misión […] Las personas que me entreguen un objeto, esperarán un momento y recibirán inmediatamente el mensaje espiritual […] su objeto ha sido curado […] A la señorita le rezaré el prendedor con mucho gusto. Las personas que van recibiendo el beneficio deben comprar el talismán de la buena suerte por solo veinte pesos; no se les olvide llevar el riego a su casa o negocio, se lleva y riega por el corredor de la casa o a la entrada de su negocio, esto debe hacerse los días viernes entre las tres y cuatro de la tarde, ¡hora en que agonizaba Nuestro Señor Jesucristo! Oígase bien: entre las tres y cuatro de la tarde de los días viernes. Recuerde en el momento de hacer el riego, pronunciar estas palabras: que entre el bien, que salga el mal. 

Puede llevar también la moneda de veinte centavos rezada y conjurada; usted la podrá colocar con la mata de penca sábila en una esquina de su casa, mantenerla en el bolsillo o en el carriel, envuelta en un trapo, cerca al candado de su negocio, donde está el café, la estancia, la caja fuerte o en la cocina cerca al cuadro de San Cayetano. La moneda vale dos pesitos, no se puede cambiar, ni negociar.  Aquí entrego las primeras. Por favor abra la mano y espere el calor de la suerte. Si no lo siente no me paga la moneda. No olvide llevar la contra que lo defiende de las peleas, en los momentos de dificultad, en el momento de estar en peligro. También lleve el extracto del nido del pájaro mancuá por veinte pesos solamente. Con este extracto usted obtendrá del cielo la suerte y arreglará toda clase de problemas amorosos para atraer a la persona amada y tener más amigos. Usted adquiere poderes telepáticos que en lengua vulgar nos quieren decir lo siguiente: atraer, atraer. Lo que vos querás con solo pensar un minuto en la persona que sabemos.

¿Cuánto te vale? No te vale ni cincuenta, ni cuarenta, ni treinta y cinco, ni treinta, ni veinticinco, solo lo adquirís por desvalorizados billetes de veinte pesos.  Oile bien, veinte pesitos. Esto sirve para tan poco que a mí no me alcanzan ni a quitar el dolor de cabeza (el vendedor se colocó un billete de veinte pesos en la frente mientras pronunciaba las palabras anteriores).

Estoy regalando, señoras y señores la oración del tabaco, para que la leás el próximo martes mientras aspirás el humo de tres tabacos o tres cigarrillos y pensando en la persona que necesitás atraer.

La oración en sobre cerrado le vale cinco pesitos. Y una, otra más, otra para el caballero, allí para el joven.

Con esta oración usted podrá atraer la persona amada basta que se concentre y si tiene una fotografía, mucho mejor. Mire detenidamente la persona de la fotografía mientras va leyendo la oración del tabaco que les voy a entregar con mucho gusto. (López-López, Héctor (1982). Sabiduría popular en los relatos de los yerbateros, p. 139)

Hay varias versiones de la oración del tabaco y aún las rezan algunas personas despechadas; las ofrecen en las plazas de mercado de los pueblos los culebreros que se resisten a perecer. Esta oración dice así:

En el nombre del padre, del hijo y del espíritu santo, yo (decir el nombre).

Pido permiso a mi Dios padre todo poderoso creador del cielo y la tierra y a mi reina María  Leoncia, para conjurar este tabaco y despojar de todo fluido, malo y mala influencia elimine o voltee cualquier trabajo material o espíritu que me hayan hecho mal o estén haciendo. En el nombre de  cualquier espíritu te pido reina María Leoncia, cacique Guaicaipuro, y negro Felipe, y las 45 potencias norteamericanas, de las 36 cortes inglesas, de las 7 potencias africanas, la corte celestial, corte viquinga, la corte africana, corte india, corte chango, corte macumba, corte negra, corte alemana, corte chamarrera, corte encantadora, corte libertadora, don Juan del tabaco, don Juan del espíritu de luz, don Juan de la limpieza, don Juan del despojo, don Juan del saque, don Juan del turbamiento, don Juan del retornado espíritu de la luz para que me saquen todo lo malo que hay en esta  criatura  de Dios  y ofrezco todo, y ofrezco esto,  cuerpo,  humos y cenizas, a Don Juan  de los cuatro vientos para que se lleve al más allá al Padre Eterno que todo puede y que todo lo vence, que sean tus manos y no las mías las que me limpien en el alma la mente, el cuerpo y espíritu y me ayude a vencer todos los obstáculos, todos los enemigos, así espero por gracia. OH, Señor, dame protección por los siglos, “amén».

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