El bahareque manizaleño y el estilo temblorero

Fotografía de María Crisitina Arango Mejía

Entre las herencias de las colonizaciones, las fundaciones de pueblos y la cultura del café, están los tipos de bahareque que hoy podemos apreciar en el departamento. A principios del siglo pasado no se hablaba de bahareque sino de casas de guadua y de madera; en esa época había toda una mezcla de técnicas para resolver los problemas de construcción; para el caso de Manizales el bahareque para levantar casas y edificios fue impuesto por los temblores, tan frecuentes en la región a finales del siglo XIX. Era común ver casas de dos pisos por la calle y cuatro pisos por detrás, levantadas sobre un barranco; eran construcciones con la estructura de madera, especialmente de guadua, sus paredes se revocaban con una mezcla de tierra y cagajón, pero también lucían en el exterior, una combinación de tablas y algunas tenían láminas metálicas y morteros de arena y cemento.

Era frecuente que levantaran estas estructuras sobre pisos construidos en gruesos muros de tapias. Por estas razones hoy se habla de diferentes bahareques: de tierra, metálico, de tabla y encementado. Este es un proceso que fue evolucionando lentamente en el transcurso de muchos años. Empezó con los ranchos de vara en tierra, o de paloparao, en las fincas de colonización y en la fundación de las colonias o aldeas; luego se pasaba a las casas pajizas de madera, especialmente de guadua, después a las casas pajizas de tapia, a las casas de tejas y, por último, a los edificios públicos, donde había toda una abigarrada mezcla de estilos. Con frecuencia se dice que todo se basa en la cultura de la guadua, sin embargo, en una región rica por su variedad de maderas, como nogal, cedro, yarumo, roble y laurel, las llamadas maderas duras se usaban aserradas para los puntos claves de la estructura, como esquinas, soleras, refuerzos, diagonales, vigas y columnas.

Deja un comentario