
Algunos cronistas se preocuparon por registrar las tradiciones y costumbres de los aborígenes y aportan muy buena información sobre los médicos o chamanes y acerca de las plantas medicinales y de la forma de sanar. Al respecto escribió el padre Joseph Gumilla que “Como en aquellos dilatados países hay tan pocas y tan cortas poblaciones de españoles, no hay boticas, ni boticarios; pero el próvido autor de la naturaleza ha prevenido, no solo las muchas yerbas, cortezas, raíces, frutas, aceites y resinas medicinales, que en varias partes de esta historia llevo apuntados; sino también abundancia de purgantes, muy proporcionados para aquellos climas; y creo que en otros mantendrán también su eficacia”.
Hay que empezar por hablar de la elección del chamán. Fray Pedro Aguado escribió sobre este asunto que “El demonio, como espíritu tan antiguo y experimentado en sus maldades y aun en el conocimiento de la inclinación buena o mala de los hombres, escoge entre los hijos pequeños de estos naturales el que más acomodado le parece […] y esta criatura que quiere señalar para este efecto, que será de cinco o seis años […], se le aparece en figura de indio o de ave o de otro cualquier animal, con la cual visión amedrenta la criatura que se va llorando donde su madre, quien ya conoce sobre el tema y lo tranquiliza […] El muchacho da cuenta a su madre de las razones y coloquios que con el demonio ha tenido, la cual, para que el corazón del niño se haga fuerte y recio llama a otros niños, los cuales en ciertos días y horas señaladas le azotan con varas; con lo cual dicen , que ya está maduro el muchacho y que ha de ser médico fuerte y recio […] y luego aprende a curar. Cualquier dolor o hinchazón que en el hombre hay, estrégala con la mano y luego soplan al aire, y esto hacen muchas veces y otras veces chupan con la boca en el lugar de la hinchazón o del dolor y procuran sacarse sangre de los dientes y escúpenla delante de los demás indios, a los cuales dan a entender que aquella sangre han sacado de la parte donde han chupado, y con la mucha confianza y fe que el enfermo tiene en tal médico, se halla bueno en pocos días”.
Pero el chamán tenía muchos elementos para curar, como maracas, cuentas de cristal de roca y las plantas narcóticas. Lo más importante era el conocimiento que tenía de las propiedades curativas de muchas plantas y los recursos psicosomáticos.