La tradición navideña

La navidad está enraizada en la cultura de los pueblos del Paisaje Cultural Cafetero. En estas fiestas sobresalían las comidas, el llamado pesebre y el intercambio de viandas entre vecinos. Los campesinos que llegaban en calidad de colonos a derribar la selva del sur de Arma Viejo, desde el año 1800, trajeron las costumbres religiosas, entre éstas, la tradición navideña y aunque estaban metidos en la espesa montaña y encerrados en una pequeña cabaña, cuando empezaba el mes de diciembre rompían la monotonía y se involucraban en la organización del pesebre; era una actividad agradable porque incluía a toda la familia buscando los materiales para fabricar la choza para la virgen, San José, la mula y el buey. 

En realidad estos pesebres tenían muy poco de Belén y de Judá, en cambio mucho de las colonizaciones antioqueña, caucana y tolimense; la familia organizaba paisajes con montañas, ríos y aldeas, había caminos de herradura recorridos por arrieros, mulas, bueyes, fondas y casitas, todo elaborado con chamizos, hojas, paja, semillas, cabuya y guasca de plátano, porque eran pesebres ecológicos, a partir de lo que ofrecía la misma finca. En regiones donde ya existía la fonda como intermediaria comercial y relaciones de mercado con la aldea, los campesinos vendían un cerdo gordo para comprar ropa y aguinaldos o regalos. Desde el 16 de diciembre se reunían alrededor del pesebre, organizado en una esquina del corredor o en una alcoba, para rezar la novena; la clave estaba en los villancicos porque la letra y la música convocaban e invitaban a la integración de la familia y de los vecinos.

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