Las viejas escuelas

Este tema trata de nuestra vieja escuela, de la dotación hasta mediados del siglo pasado y de los textos de estudio de los alumnos. Todo empieza con el nacimiento de la República. Simón Bolívar decía que a los niños pobres de ambos sexos los debían recoger en casas cómodas y aseadas, con piezas destinadas a talleres y dirigidas por buenos maestros. Aquí los varones debían aprender los tres oficios principales que eran albañilería, carpintería y herrería. La escuela de la República era alfabetizadora y popular, debía enseñar a leer, a contar; comprendía cultura general y principios morales. Por eso Bolívar trajo de Londres al pedagogo José Lancaster quien enseñaba el método para que un solo maestro trabajara con varios grupos de estudiantes utilizando monitores o alumnos avanzados; había pocos maestros y era necesario alfabetizar la población.

En 1821, el Congreso de Cúcuta dictó una ley ordenando el establecimiento de escuelas en todas las aldeas y pueblos con más de 100 familias. Y que en las principales provincias se crearan escuelas normales para formar maestros con el sistema lancasteriano, llamado también de enseñanza mutua. Otra ley de 1826 reglamentó el contenido de la enseñanza en las escuelas; había que enseñar religión, moral y urbanidad, a leer, y escribir correctamente, más las bases de la aritmética. Se nombraban juntas curadoras encargadas de la educación de los niños y estaban integradas por padres de familia y presididas por el jefe municipal. La tarea de las juntas eran escoger a los maestros e inspeccionar las aulas. En la medida en que se popularizaron las escuelas de primeras letras fueron apareciendo los colegios que impartían educación técnica.

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