La casa campesina del Paisaje Cultural Cafetero

Quebradanegra, Neira, Caldas. Fotografía de María Cristina Arango Mejía

Todo empieza con las colonizaciones o migraciones de campesinos pobres que se desplazaron desde Antioquia hacia las tierras del sur y se establecieron como cultivadores. La parcela o finca se va montando a lo largo de varios años con el esfuerzo de toda la familia. Se tumba el pedazo de selva, se levanta un rancho de vara en tierra con guaduas, se cultiva maíz y fríjol; después se organizan el platanal y el yucal: siembran arracacha, batata y caña de azúcar. Al mismo tiempo se limpia un pequeño lote cerca de la casa para sembrar plantas medicinales y de aliño, para la cocina; se le pone atención al gallinero y cuando los medios económicos lo permitan comprarán cerdos pequeños para levante y engorde. Transcurridos varios años el campesino, con base en el ahorro familiar, podrá comprar los fondos o pailas de cobre, y la máquina para organizar un trapiche, moler la caña de azúcar y sacar miel y panela, para las necesidades de la finca. En este punto se puede afirmar que nuestro campesino y su familia han montado una finca autosuficiente. Hacia 1880, cuando el cultivo del café se va imponiendo en la región, se mejora notablemente la economía en estas unidades agrícolas, porque el nuevo cultivo tiene demanda y es un dinero extra para la familia. Sobre esta base se va a desarrollar la cultura cafetera. 

En la medida en que aumentan los ingresos económicos del campesino crece el bienestar y se mejora la vivienda. La familia se ubicó primero en un rancho de vara en tierra, o de paloparao, con piso de tierra y con techo de hojas de yarumo; luego se construye una casa de tablas o de guadua, con cocina grande y con una o dos habitaciones, como dormitorios. En este momento ya hay una familia, que habita esta casa, convertida en hogar. El núcleo familiar lo integran el papá y la mamá más los hijos que van llegando. Esta familia campesina es uno de los símbolos con más fuerza, porque un hombre solo no se mete a la montaña a derribar los árboles y a levantar el pegujal o la parcela; necesita a su mujer, la esposa, y construir un hogar para abrigar los hijos; pasan los años y cuando crecen los retoños se va ampliando la finca, porque tumban otro pedazo de selva y se agrandan la roza y la sementera. En esta época las camas se levantaban sobre esterilla de guadua o sobre troncos de madera con tablas sin pulir; y los colchones eran esteras elaboradas con guasca de plátano; hay que tener en cuenta que estas esteras son otro símbolo de nuestra cultura y todavía las utilizan los indígenas y campesinos de algunas veredas; aún se consiguen en los mercados de pueblos y aldeas.

Las casas de pequeñas fincas se caracterizan porque el mayor espacio lo ocupa la cocina, con un fogón de barro levantado sobre guaduas o troncos de madera, con dos o tres hornillas y con un espacio común por donde se introduce la leña seca como combustible. Alrededor del fogón y contra las paredes se ponían las bancas o largas tablas sobre guaduas o troncos, donde se sentaban los miembros de la familia a tertuliar. Por lo tanto, la cocina es otro de los buenos símbolos que permanecen en la cultura cafetera. 

En estas fincas, aunque pequeñas, se producía el sustento diario; la base era maíz, plátano, fríjol, yuca, arracacha, batata, cidra, vitoria, ahuyama y papa. Y la huerta suministraba cilantro, col, ají pajarito, tomate y cebolla de rama; para la sobremesa se utilizaba con frecuencia el limoncillo en agua de panela. No faltaba el aguacate, el mango, la naranja, el limón, la guayaba, la guanábana y la chirimoya. De este modo había suficientes productos para el desayuno, la media mañana, el almuerzo, el algo, la comida y la merienda. La finca también dispone del gallinero, que suministra carne y huevos; del corral con los cerdos que aporta carne o un dinero extra cuando se vende el cerdo gordo en el mercado. En cuanto al trapiche panelero, ofrece miel, panela y dulces. Por su parte el cultivo del café se destina para los tragos antes del desayuno, para acompañar el agua de panela y el sobrante va al mercado. 

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