Los venenos y el curare

Indios de Papallacta Acometiendo a una serpiente. Grabado tomado de América Pintoresca, 1884.

En general las armas de nuestros aborígenes eran muy simples: dardos lanzados con propulsores, flechas, macanas, lanzas y hondas; usaban escudos de cuero. Con estas armas no se podían enfrentar al ejército moderno de los españoles quienes llegaron provistos de armas de fuego, pólvora, armaduras de acero, espadas, ballestas, escudos, caballos y perros.

Pero a lo que más temían los invasores era a las flechas y dardos envenenados, porque los aborígenes se habían especializado en preparar poderosos venenos usando terribles mezclas de veneno de culebras, gusanos, sapos, ranas, arañas, alacranes, hormigas y el curare.

Muchos cronistas y viajeros se dedicaron a narrar la preparación, uso y consecuencias de los venenos y plasmaron su asombro en los relatos; entre estos autores se destacan el padre Joseph Gumilla, fray Pedro Aguado y el médico Charles Saffray.

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